Miro un par de meses atrás y mi vida era como la del resto de personas una mezcla de sentimientos se entremezclaban, intranquilidad, inseguridad, nerviosismo, …. Y posiblemente todos estos sentimientos se agudizaban aún más si, como es mi caso, trabajas por cuenta propia, tienes dos hijos pequeños y una Madre en una residencia geriátrica.
En estos más de 60 días hemos pasado y hemos visto y escuchado historias que ahora mismo únicamente el pensarlas, me parecen cuanto menos difíciles de crear, pero si, son verdad. Hemos visto como cada día la prensa abría con cifras, fundamentalmente de fallecidos, algo que al menos en mi caso, cada día esperaba que no continuase subiendo. Simplemente surrealista. Días en los que, una vez más la política, sin distinciones no ha estado a la altura. Y aquellas personas que eran las que debían hacernos retomar la confianza y la tranquilidad han seguido con sus gilipolleces y su afán de ganar cuota de pantalla. En vez de dedicarse a salvar vidas y a protegernos a tod@s.
Hemos dejado de ir a los bares, de ver el fútbol, hemos recibido un aluvión de actividades para poder hacer #DesdeCasa, webinars, pilates, conciertos, visitar el Louvré o el MOMA de NY, repito, todo desde casa. Hemos tenido que dejar de vernos, de abrazarnos, de reír juntos (al menos presencialmente), de hacer barbacoas con los amigos, etc…
No tengo claro que toda esta nueva realidad, no normalidad, esto de normal no tiene nada, pues como digo, que esta nueva realidad que nos ha limitado y que nos ha hecho cambiar nuestra forma y estilo de vida, sirva para algo, sirva para que hayamos aprendido algo, lo que sea, en positivo, eso sí. Sinceramente hace unas semanas pensaba que si, hoy después de las primeras fases o etapas o lo que sea, en las que hemos empezado a salir a la calle, y te encuentras con situaciones que me hacen dudar. Desde encontrarte guantes y mascarillas tiradas por las calles, hasta comportamientos que dejan o que siguen dejando mucho que desear.
Desde hace aproximadamente 60 días mi vida ha cambiado, entre otras cosas porqué decidí involucrarme en una iniciativa que cada día tengo más claro que debería de ser el presente y el futuro de nuestra sociedad, esa iniciativa es Health Warriors. Sí, el nombre es horrible, I know, pero yo no lo escogí. Debe de ser de las pocas cosas de ese proyecto que no he escogido, eso y el logo. Hoy hace aproximadamente 60 días que gestiono a un equipo de unas 35 personas que hasta hace un par de semanas no había visto nunca, no las conocía de nada. Y hoy, aproximadamente 60 días después de empezar con ello, puedo decir que es el proyecto profesional más maravilloso y genial en el que he estado nunca. Un proyecto en el que personas ayudan a personas. Algo que empezó enviando muestras de apoyo y cariño al personal sanitario de los diferentes hospitales/CAP´s / Residencias geriátricas/…,  de Barcelona, desde hace unas semanas también ya en el Vallès, y que desde hace ya unas semanas se está focalizando en ayudar a la sociedad, a todas aquellas personas más vulnerables que se encuentran en riesgo de exclusión. Fundamentalmente niñ@s – familias y ancian@s.
Pero, de todas esas cosas que he tenido que dejar de hacer hay una por encima de todas, una con la que sueño y a veces no me deja soñar y es el poder ver a mi Madre. He sufrido cada día por ella, y sigo sufriendo. Población de riesgo hasta la médula lógicamente, y más aún por qué el entorno en el que está, vive en una residencia por su estado de dependencia, lo hace aún más de riesgo.
Hace unas semanas conseguimos con HealthWarriors acceder la residencia, les llevamos cena al equipo sanitario.Sinceramente no esperaba poder verla, ni mucho menos, pero el personal hizo lo posible porqué pudiera salir a una ventana y me pudiera decir entre otras cosas:
M: “Ignacio, ¿De quién es ese taxi?”
Yo: “Es de Ramón Mamá, de un amigo que me ha traído. Hemos venido a darle de cenar a esta gente que se lo merece”.
M: “Ah, vale, vale.”
Eso ya me valió para descargar gran parte del estrés acumulado y darme cuenta de que estaba bien.
Ahora sigo soñando, o no a veces, por abrazarla y darle un beso de hijo que quiere a su Madre.

4 Replies to “Lo que separa el Covid19”

  1. Hola Ignacio,

    Lo más importante es haber podido intercambiar esas 4 palabras con tu madre, que han servido para aliviar el peso que llevabas en tu corazón. Lo más bonito es ese amor que sentimos por ellos. Lo más difícil es sobrellevar la ausencia de contacto físico, EL ABRAZO. Como decía en mi escrito de “abrazos furtivos”, si entrara en bolsa sería, con toda seguridad, el valor más cotizado. Muchos ánimos y mucha fuerza en este nuevo proyecto, te felicito.
    Betlem

  2. Nacho!! Gracias por abrir tu corazón y compartir tu historia con nosotras. No sé si aprenderemos mucho o poco de lo vivido, pero yo me quedo con la grata sensación de que el coronavirus a despertado lo mejor de muchas personas y ese deseo de ayudar a los demás que tu mismo has puesto de manifiesto con el proyecto que impulsas. Un fuerte abrazo. En nada se lo darás tu a mamá. Ya verás! XX

  3. Hola Nacho. Gràcies per compartir-ho, una gran tasca. La teva mare estarà orgullosa.
    El tema de la gent gran en residencies o també en els seus domicilis, ha estat molt molt dur; per mi, el pitjor d’aquesta pandèmia. Molts se n’han sortit, però en molts casos he vist amb impotència que marxaven sense poder fer res, només donant el major confort possible al final dels seus dies. T’asseguro que jo m’he saltat el “protocol” en diverses ocasions, els he donat la mà, m’he apropat a cau per parlar amb ells o elles, per que sentissin al menys una persona propera en aquell moment en que no podien tenir a prop els seus familiars. Entenc els mals moments que molts d’ells han passat. Els sentiments com dius son ara molt confusos, felicitat per que anem bé, però molta por per que no vull tornar a passar allò. Molts petons

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