“Los abrazos rotos” , es el titulo de una película, y yo que creí que los abrazos no podían romperse.
En mi caso los abrazos, lo que llamamos abrazos de pecho contra pecho, donde los corazones casi se tocan, y los brazos aprietan fuerte el contorno del cuerpo, estaban reservados a contadas ocasiones. Quizás temía la vulnerabilidad que representa el abandonarse a otro cuerpo con el corazón tan expuesto.
Mi último abrazo fué un día antes de que nos arrasara todo este sinsentido.
Me encontré con una conocida, y al preguntarle cómo estaba, me contó un drama personal. Sin pensarlo le abrí los brazos y la abracé, quizás por falta de palabras. Me recibió un cuerpo tembloroso, me sentí como una invitada entrando en una habitación en silencio, allí latía un corazón hermoso y descansaba sobre su respiración pausada el agradecimiento.
En otras circunstancias el recuerdo insignificante de mi abrazo, habría caído desdeñado en el olvido, pero no, esta vez la circunstancias se encargaron de grabarlo a fuego, porque para sentirme humana, mas tarde, necesité de todos los recuerdos de piel posibles.
Lucho contra mi intimidad ambivalente, deseosa de compartir afecto, amor, y al mismo tiempo herida a veces por cualquier proximidad.
Percibo con tanta intensidad la energía de las personas y del entorno que no logro regularme sin enloquecer por tanto estímulo. Necesito “saltar adentro” para asimilar tanta sensibilidad y seguir “funcionando”.
Intento construir canales secretos por donde expresar lo que siento, pero no siempre funcionan, por lo que algunas personas me consideran distante, seca, y a veces hasta altiva.
Y entonces, es cuando me duele no saber ser más cercana, porque a veces hay gente que lo necesita, y no hay nadie mas.
Un dia después entramos todos por la puerta de la dimensión de un virus. “Es mas facil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos”. Mateo 19, 23-30, recuerdo que me leían de pequeña.
Como es posible que todo un Planeta entre por algo mas pequeño que el “ojo de una aguja”?.
Es Viernes Santo, miro fuera a través del cristal, pasa alguien por la calle, y recuerdo al Nazareno caminando con su Cruz a cuestas y pienso que todos somos nazarenos con nuestras creces invisibles a cuestas.
Qué fácil es juzgar cuando las cruces son invisibles y la nuestra nos pesa demasiado.
Siento unos deseos irresistibles de abrazarlo, aunque sea de espaldas, sin respirar y con mascarilla.
Beso el cristal, me caen las lágrimas y me oigo susurrar “por favor, que no se rompan los abrazos”.
Anna, preciós, molt preciós, m has emocionat. M encantes així, tal qual.
Abraçada forta que no es trencarà mai
Ohh, quina meravella Ana, es precios aixo que escrius, quan sentiment tens guardat. T’ESTIMO LLUMETA
ohh… però que bonic Anna. Ets unaa artista, quin sentiment i quin amor es despres de l’escrit i de tu. Molts petons
Quan ens retrobem, els nostres cors també s’abraçaran!!
Quin escrit més preciós!
Petonet,
G.
Ana, hasta hoy no me he decidido a escribir en el blog…y empiezo por contestar a las que sí lo habéis hecho y expresáis con tanto corazón lo que sentís.
Qué decirte… A mí me pareciste una persona cálida y cercana desde el primer momento …y me encantaste!
Descubrí una mujer Inteligente, superformada, valiente no, lo siguiente!. Y además (y esto sí que escuece 🙂 ) …muy alta, muy rubia, tipazo de quitar el hipo y gusto exquisito, sin embargo lo que me robó el corazón fue lo detallista y generosa que eres y sobre todo, sobre todo, tu enorme CORAZÓN!
Un beso enorme …y que la fuerza nos acompañe para sacar adelante el dichoso Competic 2! ( ja, ja, ja…)
I love you!