– Abuela! Me explicas otra vez lo del confinamiento?
– Otra vez!? Bueno, pues vamos a ver… hace muchos, muchos años los seres humanos nos pensábamos que éramos los dueños de la tierra. Por encima del resto de seres vivos. Por encima de las propias necesidades de la naturaleza…
Llenábamos el aire de contaminación con nuestros coches, las fábricas sacaban humo por sus chimeneas para fabricar muchas cosas que ni siquiera necesitábamos. Ese humo calentaba la tierra y se derretía el hielo de los polos, había inundaciones, huracanes y sequías. Volvíamos loca a la tierra, nevaba en verano y hacía calor en invierno, cambiaron las cosechas..
Y también talábamos bosques y selvas enteras. Malgastábamos el agua. Bueno en algunas zonas de la tierra, porque en otras no tenían agua , lo que hacía que los habitantes de esas zonas enfermaran.
Hacíamos diariamente más comida de la que nos podíamos comer entre todos y tirábamos muchísima. Pero también dependía de la zona donde vivías, porque había muchas personas que no tenían nada para comer y morían de hambre…
Llenábamos los ríos y los mares de productos químicos, de plástico. Muchos animales morían por culpa de esos plásticos e incluso nosotros los humanos nos contaminábamos bebiendo agua que por nuestra culpa no era buena.
Vivíamos muy rápido, nos pasaban los días volando, sin estar atentos a todo lo verdaderamente importante que nos rodeaba. No nos mirábamos los unos a los otros, ni nos preguntábamos como estábamos. Sí, nos queríamos, pero un poco sin darnos mucha cuenta. No teníamos tiempo de lo rápido que íbamos.
– Y adonde ibais tan rápido?
– Realmente a ningún sitio. Eso es lo más triste.
Pero sabes qué? Tuvimos la suerte de que el hombre, en su increíble egoísmo y pensando que era imbatible, jugó en laboratorios con virus (que son unos bichitos malos, muy, muy pequeños), pensando que no pasaría nada, pero sí pasó…. Aún no sabemos cómo, y nunca lo sabremos, pero estos virus con lo que jugaba salieron del laboratorio e infectaron al hombre. En apenas tres meses en casi todos los países de la tierra muchos hombres y mujeres se infectaron y murieron también muchos, sobre todos los más mayores, los abuelitos, y para evitar que todos acabáramos enfermos nos tuvimos que quedar en casa. Todos quietos, esperando.
Y dejamos de utilizar los coches. Y las fábricas ya no sacaban humo. Y la tierra volvió a respirar. Volvieron a verse delfines cerca de la costa, elefantes en zonas de las que hacía muchos años que se habían retirado. En muy pocas semanas la naturaleza volvió a reinar en la tierra, como nunca tendría que haber dejado de hacerlo.
Y los humanos nos vimos obligados a parar y a pensar.
– Como cuando me enviáis al rincón de pensar?
– Igual. A pensar en lo que habíamos hecho.
Y conforme pasaban los días nos entraron ganas de compartir nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestros sueños y nuestras pesadillas. Aprendimos a apreciar las pequeñas cosas. Lo que todos más queríamos era abrazar a la familia, a los amigos. Y también nos dimos cuenta de que debíamos cuidar mejor a la tierra.
El vernos todos en peligro, nos hizo sentir que todos formábamos parte de un mismo equipo y que unidos llegaríamos más lejos.
– Como cuando estamos perdiendo por goleada y nos unimos para ganar?
– Igual!! Y entonces la tierra nos dio una segunda oportunidad
– Qué?
– Sabes cuándo suspendes y vas a recuperación? Pues igual. Los humanos habíamos suspendido y la tierra confió en nosotros y nos dejó volver a intentarlo.
Estábamos tan contentos cuando volvimos a salir, a encontrarnos con la familia con los amigos! Entonces sí supimos disfrutar de todos los momentos.
Pero no olvidamos lo aprendido durante todos esos días quietos, pensando. Aprendimos que somos unos habitantes más del planeta, que debemos cuidarlo, que también tenemos que cuidarnos y ayudarnos entre nosotros, y emplear el tiempo que tenemos en lo que realmente es importante.
– Y qué es lo importante, abuela?
Des de la perspectiva del teu net (neta?), què grotesca es veu la nostra empremta en la Terra! I tant real… És un bon mirall…
Al final… Em quedo amb aquesta il·lusió :
“la tierra confió en nosotros y nos dejó volver a intentarlo”
Gràcies àvia Vir, gràcies llumeta, 🙏
Un compte comptat, molt ben explicat. M’encanta el final obert amb la pregunta.
Que importants son les “àvies” com tu, que ens expliquen la història del que ha passat. Sóc optimiste de mena, però em fa l’efecte que tot això passarà i també s’oblidarà, creus realment que en alguna cosa ens canviarà???
T’estimo llumeta!
…y TU libro pa’ cuando?
Yo ya he dejado el hueco en mi librería (junto a los Habitania 😉)
Beso grande y abrazo enorme Vir!